Catherine corría a través de la calle de asfalto, quería desaparecer, deseaba no pensar en nada, sabía perfectamente que aquella mujer era su abuela y aquel hombre su abuelo. Cada vez la chica corría más y más rápido, odiaba su vida, odiaba su pasado, solo quería refugiarse en algún mundo paralelo que la hiciese soñar siempre. Sus lágrimas inundaban sus ojos azules, alzaba su mano y se secaba las lágrimas mientras intentaba con todas sus fuerzas seguir en pié.
A lo lejos una voz fuerte se podía oír, llamaba a Catherine, pero ella lo ignoró, necesitaba que alguien la diese fuerzas,pero ella aún no lo sabía.
-¡Catherine!- Ella se volvió, podía distinguir una figura borrosa, era Bayron. -¡Catherine, contéstame! -Volvió a gritar-. Bayron seguía buscándola desesperadamente. Miró hacía los lados, seguía sin verla, entonces, cansado, se sentó en la orilla de una acera, con las piernas abiertas y las manos formando un gran puño, comenzó a llorar.
-Mierda, ¿porqué no contestas?- murmuraba por lo bajo. -No tienes ni idea de todo lo que te necesito, ni idea, eres todo lo que había pedido tener en mi vida siempre-. Un mundo se le escapaba por la boca, trago saliva, se secó sus lágrimas de sus ojos y se levantó. Decidió seguir luchando por ella, por la chica a la que amaba.
Catherine ya estaba más tranquila, buscó algún banco dónde sentarse y se tumbó, observó el cielo, se podían ver millones de estrellas y una gran luna la acompañaba esa noche, poco a poco, la chica cayó rendida dueña de sus pesadillas que apoderaban su cuerpo cada noche.
Unas pisadas se acercaron a aquel banco, Bayron se agachó y se colocó a su lado, alzó su mano y la quitó un mechón de su cara, la besó en la mejilla y la dejó unas cuantas fotos a su lado con algún escrito detrás de ellas.
-Toma, las hice el otro día, sé que te gusta las fotos, y creo que esto te puede servir- Bayron la volvió a besar, aún sabiendo que ella no le escuchaba. El chico se quitó su chaqueta y la tapó con ella, un suspiro salió de los labios de Catherine, se sentó en el frío suelo, y espero a su lado, protegiéndola.
Observa como los monstruos entran por la ventana...
Que el miedo nunca te detenga...Bayron.
Catherine sintió un fuerte impulso, alguien la empujó hacía el suelo, Bayron pudo darse cuenta de que la impulsaban, miró hacía los lados en esa oscura noche para conseguir ver a alguien,pero nadie aparecía, sintió miedo, un fuerte escalofrío recorrió todas y cada una de las partes del cuerpo de Bayron, Catherine se despertó enseguida y miró la cara de Bayron.
-¿Les has visto?- Preguntó.
- No, ¿que era?
- No lo sé, alguien que no quiere que esté aquí,supongo-. Catherine se acercó a la cara de Bayron y le besó.- Sabía que no me dejarías sola.
-No sería capaz de hacerlo- Bayron la sonrió y la acarició la mejilla. -¿Estas mejor ahora?
-Mucho mejor, una chica con cara de conejo me dijo que no hacía falta que tuviese miedo, que pronto sabría la verdad.
- ¿Dónde te dijeron eso?
-En mis sueños-. Catherine le regaló una dulce sonrisa.
Ninguno de los dos hablaron.
- Sabes, es curioso, hay veces que solo necesitas sentarte y observar la vida, y te das cuenta de muchas cosas-. Bayron sentía como su cuerpo impedía que dijese más.
-¿A qué te refieres?
-Sabes a lo que me refiero, te ví hacerlo. Pero aún así, te sigo amando como el primer día que que te conocí.
A lo lejos una voz fuerte se podía oír, llamaba a Catherine, pero ella lo ignoró, necesitaba que alguien la diese fuerzas,pero ella aún no lo sabía.
-¡Catherine!- Ella se volvió, podía distinguir una figura borrosa, era Bayron. -¡Catherine, contéstame! -Volvió a gritar-. Bayron seguía buscándola desesperadamente. Miró hacía los lados, seguía sin verla, entonces, cansado, se sentó en la orilla de una acera, con las piernas abiertas y las manos formando un gran puño, comenzó a llorar.
-Mierda, ¿porqué no contestas?- murmuraba por lo bajo. -No tienes ni idea de todo lo que te necesito, ni idea, eres todo lo que había pedido tener en mi vida siempre-. Un mundo se le escapaba por la boca, trago saliva, se secó sus lágrimas de sus ojos y se levantó. Decidió seguir luchando por ella, por la chica a la que amaba.
Catherine ya estaba más tranquila, buscó algún banco dónde sentarse y se tumbó, observó el cielo, se podían ver millones de estrellas y una gran luna la acompañaba esa noche, poco a poco, la chica cayó rendida dueña de sus pesadillas que apoderaban su cuerpo cada noche.
Unas pisadas se acercaron a aquel banco, Bayron se agachó y se colocó a su lado, alzó su mano y la quitó un mechón de su cara, la besó en la mejilla y la dejó unas cuantas fotos a su lado con algún escrito detrás de ellas.
-Toma, las hice el otro día, sé que te gusta las fotos, y creo que esto te puede servir- Bayron la volvió a besar, aún sabiendo que ella no le escuchaba. El chico se quitó su chaqueta y la tapó con ella, un suspiro salió de los labios de Catherine, se sentó en el frío suelo, y espero a su lado, protegiéndola.
Observa como los monstruos entran por la ventana...
acabaremos
con todos esos
monstruos..
Que el miedo nunca te detenga...Bayron.
Catherine sintió un fuerte impulso, alguien la empujó hacía el suelo, Bayron pudo darse cuenta de que la impulsaban, miró hacía los lados en esa oscura noche para conseguir ver a alguien,pero nadie aparecía, sintió miedo, un fuerte escalofrío recorrió todas y cada una de las partes del cuerpo de Bayron, Catherine se despertó enseguida y miró la cara de Bayron.
-¿Les has visto?- Preguntó.
- No, ¿que era?
- No lo sé, alguien que no quiere que esté aquí,supongo-. Catherine se acercó a la cara de Bayron y le besó.- Sabía que no me dejarías sola.
-No sería capaz de hacerlo- Bayron la sonrió y la acarició la mejilla. -¿Estas mejor ahora?
-Mucho mejor, una chica con cara de conejo me dijo que no hacía falta que tuviese miedo, que pronto sabría la verdad.
- ¿Dónde te dijeron eso?
-En mis sueños-. Catherine le regaló una dulce sonrisa.
Ninguno de los dos hablaron.
- Sabes, es curioso, hay veces que solo necesitas sentarte y observar la vida, y te das cuenta de muchas cosas-. Bayron sentía como su cuerpo impedía que dijese más.
-¿A qué te refieres?
-Sabes a lo que me refiero, te ví hacerlo. Pero aún así, te sigo amando como el primer día que que te conocí.
Holaaaaa, muy buenas tardes señorita.
ResponderEliminarAquí estoy. He caído de pura casualidad en tu página, estaba buscando algún blog que me aportase algo interesante y consiguiese distraerme del estrés, y el tuyo lo ha conseguido. Me ha servido para pasar media horita de relax y olvidar un poco el estrés de la búsqueda de trabajo (qué te voy a decir... La crisis es muy mala, suerte que puedo decir que soy redactora de artículos para una empresa y, quieras o no, algo es algo, aunque no sea remunerado y únicamente me paguen por artículos escritos).
Estoy convencida de que seguiré visitando de forma asidua tu página, ya que me está aportando un punto de vista diferente que luego quizás pueda visualizar en mi blog. ¡Todo lo bueno bienvenido sea a mi mente! Me encanta aprender algo nuevo, y tú lo has conseguido, me has enseñado una nueva lección sin necesidad de explicármela. Gracias por compartir tu mente con todos nosotros, y enhorabuena por tu trabajo realizado en la red. Aquí tienes a una bloggera para lo que necesites.
¡Bueno, bueno bueno! Antes de marcharme de tu blog, si me lo permites, me encantaría compartir contigo mi web de literatura personal optimista "Positiva Dimensión", puede que te aporte cosas constructivas, puedes acceder a ella haciendo clic en mi nombre de usuaria, pero aquí te dejo la dirección por si las moscas:
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Espero que sea de tu agrado y que lo disfrutes.
Un cordial saludo desde el Sur de España, y muchísima suerte en todo lo que hagas.