Mery lloraba encima de Catherine en aquella sala de espera blanca con sillas de madera viejas, delante de ellas había dos personas, una de ellas era un señor ya mayor, de unos 84 años, que sostenía en sus manos una foto en blanco y negro, la fotografía era vieja y estaba estropeada, pero aún así se podía distinguir a dos personas, una de ellas era una mujer hermosa, vestida de blanco, y con un velo que le tapaba el pelo, y a su lado estaba un chico, alto y con esmoquín negro.
-Seguro que es él de joven.-Pensó Catherine.
Las lágrimas de aquel hombre anciano revotaban sobre la fotografía, un mar de sentimientos le tapaban los ojos. A su lado estaba un chico más joven de unos 30 años, diciéndole cosas a el oído, muy bajas, y que apenas se entendían, le abrazaba y le sacaba algunas de sus lágrimas.
De pronto entró una mujer, vestida de blanco, parecía la enfermera, se acercó donde esas dos personas y les dijo:
-Sigue en coma, ya lleva 3 años, me parece que no podemos hacer nada por salvarla, ocupa camillas y sitios, estamos escasos de lugar. -Dió a entender ella.
-¡¿Y es más importante que falte una cama a la vida de una mujer?! ¡¿Acaso sabe usted lo que es aquella señora?! ,¡Es mi madre, la perdona que me dió la vida, la persona que me enseño a sonreír, la que me dió todo lo que soy ahora! -Empezaron a salirse lágrimas de los ojos de aquel chico.Mientras que a su acompañante le subían en una camilla, mientras que gritaba y lloraba, con la fotografía en el pecho. Por un momento Mery dejó de llorar y observó esa escena.
-Son normas del hospital. Acabó por responder la enfermera, se despidió del lugar, mientras que el chico golpeaba todas las paredes de los pasillos mientras se iba yendo.
-No pueden hacer eso. -Me dijo Mery.
-Esto es España, donde la camilla es más importante que la vida de alguien que podría despertarse en cualquier momento y devolver la felicidad a esas dos personas.
-No,ya no se puede despertar, ya no, la han quitado la vida, a ella y a ese señor.
Un silencio incómodo se hizo en la habitación.
-¡Mery ,mira! ¡Ahí esta Cris!-Gritó Catherine entusiasmada.
Mery alzó la cabeza y le vió ,corrió lo más rápido que pudo por ese pasillo inmenso y se avalanzó hacía él abrazándole.
-Mery, cuidado, que todavía tiene fresco el brazo.-La avisó su padre.
-Perdona.-Se disculpó Mery.
Los cuatro salieron del hospital, Cris con un brazo vendado, cogieron un taxi ,Mery y Cris hablaban, y Cris daba expicaciones ,mientras Mery le escuchaba atentamente.
-Seguro que es él de joven.-Pensó Catherine.
Las lágrimas de aquel hombre anciano revotaban sobre la fotografía, un mar de sentimientos le tapaban los ojos. A su lado estaba un chico más joven de unos 30 años, diciéndole cosas a el oído, muy bajas, y que apenas se entendían, le abrazaba y le sacaba algunas de sus lágrimas.
De pronto entró una mujer, vestida de blanco, parecía la enfermera, se acercó donde esas dos personas y les dijo:
-Sigue en coma, ya lleva 3 años, me parece que no podemos hacer nada por salvarla, ocupa camillas y sitios, estamos escasos de lugar. -Dió a entender ella.
-¡¿Y es más importante que falte una cama a la vida de una mujer?! ¡¿Acaso sabe usted lo que es aquella señora?! ,¡Es mi madre, la perdona que me dió la vida, la persona que me enseño a sonreír, la que me dió todo lo que soy ahora! -Empezaron a salirse lágrimas de los ojos de aquel chico.Mientras que a su acompañante le subían en una camilla, mientras que gritaba y lloraba, con la fotografía en el pecho. Por un momento Mery dejó de llorar y observó esa escena.
-Son normas del hospital. Acabó por responder la enfermera, se despidió del lugar, mientras que el chico golpeaba todas las paredes de los pasillos mientras se iba yendo.
-No pueden hacer eso. -Me dijo Mery.
-Esto es España, donde la camilla es más importante que la vida de alguien que podría despertarse en cualquier momento y devolver la felicidad a esas dos personas.
-No,ya no se puede despertar, ya no, la han quitado la vida, a ella y a ese señor.
Un silencio incómodo se hizo en la habitación.
-¡Mery ,mira! ¡Ahí esta Cris!-Gritó Catherine entusiasmada.
Mery alzó la cabeza y le vió ,corrió lo más rápido que pudo por ese pasillo inmenso y se avalanzó hacía él abrazándole.
-Mery, cuidado, que todavía tiene fresco el brazo.-La avisó su padre.
-Perdona.-Se disculpó Mery.
Los cuatro salieron del hospital, Cris con un brazo vendado, cogieron un taxi ,Mery y Cris hablaban, y Cris daba expicaciones ,mientras Mery le escuchaba atentamente.